En Córdoba hubo un hotel que tuvo que ser una pasada en su época, hasta tiene un tango dedicado. Hoy está dividido en dos el Victoria y el Claridge. No sabemos cómo es el estado actual del Victoria pero, por desgracia, conocemos el del Claridge gracias a la sagacidad y clarividencia del Amedio y el Fuertote.
Pasillos lúgubres y sucios. Paredes más que con desconchones con islas de pintura. Un patio de luces tenebroso. Suelos de madera que crujen y se hunden. Cisternas a medio montar y mobiliario sanitario de terror. Pero lo mejor de todo es el ascensor. Tras una puerta de lamas metálicas verticales y oxidadas que se corre y pliega, aparece una reja que da paso a un ascensor de reducidas dimensiones y mal iluminado. Ruidoso y que tiembla como un flan.
Hemos de reconocer que los miembros de la expedición tuvimos un ataque de acongojamiento y no lo usamos nada más que la primera vez.
Un consejo, si alguna vez recala en este hotel, no mire debajo de la cama antes de dormirse.
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2 comentarios:
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Uhm..Hola!
Soy yo,feny,el enano que estuvo media hora enseñandole a tatoFer como se ponia un comentario..:/
Poes eso,que el hotel tiene una pinta de lujoso increible,no creo que nos veamos,porque nos vamos a marrakech el domingo,asi que muchos besitos a tos
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