sábado, 18 de agosto de 2007

CAMINO A IRUYA

Iruya es un pequeño pueblo de no más de 600 habitantes. Tiene más pobladores que años de existencia ya que fue un asentamiento de los indios omahuacas y, 80 años antes de la llegada de los espñoles, fue colonizado por los incas. . Para llegar a él hay que atravesar la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad. Esta Quebrada es un amplio valle de origen tectónico -producido por el reajuste de los terrenos tras el levantamiento de los Andes- posteriormente erosionado por el río Humahuaca por los fuertes e intensos vientos que azotan la zona y por los cambios de temperatura entre el día y la noche -en estos días ha pasado de 25 grados al mediodía a -10 grados por la noche-. Un encanto, vamos.

A lo largo del tránsito por la Quebrada es fácil coger tortícolis. Los paisajes son espectaculares por su tamaño y por su colorido. Los lugareños han bautizado a un cerro como "La paleta del pintor" y hay también un cerro "de los siete colores". La vegetación es escasa pero sorprende poderosamente la omnipresencia de los "cardones". Se trata de un cactus cilíndrico con una altura de hasta 8 metros que se ramifica estilo candelabro. Una auténtica pasada. Además su madera es preciosa y se ha utilizado por los primeros pobladores de estos valles para la construcción de sus techumbres. Luegos los españolitos los usaron para construir iglesias (¡cómo no!).
En la quebrada hay varios pueblos que son alucinantes: Humahuaca, Tilcara, Maimará, Purmacarca e Iruya. Todos tienen algo de especial pero Iruya se lleva la palma por lo alejado y por la belleza del camino. Hay que subir por encima de los 4000 metros para trasponer a otro valle y comenzar un largo y sinuoso descenso siguiendo el curso de un río que ha producido unas gargantas espectaculares. Después de invertir más de 2 horas en recorrer 40 kilómetros, aparece Iruya.

La sensación que se tiene es la de no ser nadie ante la inmensidad de las montañas que nos rodean. Nos han hablado que más allá de Iruya está San Isidro, al que solo se puede acceder andando. La expedición no ha podido ir en esta ocasión, pero el más mono va a quedarse aquí dos semanas más y ha prometido llevar a su prometida.
El haber sido declarada esta quebrada Patrimonio de la Humanidad está ejerciendo de atractor turístico, con todo lo malo que ello conlleva. Entrar en Humahuaca es entrar en cualquier mercadillo. La población local te asalta ofreciendo al visitante todo tipo de producciones artesanales y por doquier hay tenderetes de las más diversas mercancías.
Los miembros docentes de la expedición han tomado buena nota de que hasta en Iruya, antes de empezar la jornada escolar, se iza la bandera, se entona el himno a la misma y se reza (tiene cojones).






1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que ver que poca verguenza!! Vosotros en el cono tita, venga fotito, venta saltito de agua (vamos, igualitos que los de los Caños!!), venga bife, venga mate (por cierto, los condones donde estaban mas baratos, en Paraguay o en Argentina?) y aqui nosotros solos, teniendo que dirimir por nuestra cuenta las cuestiones verdaderamente relevantes del verano:
- Hay que seguir haciendo las barbacoas del trofeo en la playa o hay que prohibirlas?
- Habia que traspasar o no a Jonatham Sesma?
- Sabe Baldasano quien es Alain Afflelou?

En fin, que como mandan los canenos, me he sacado mi entrada del trofeo de los trofeos y me he llevado a mi Afri a su bautizo de Carranza (ella iba con el Madrid, yo con el Cadiz, por supuesto). Le he explicado de manera pormenorizada la idiosincacia del cadismo y los gritos carateriticos de la aficion (Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh, mocetón; Biter kassssss, biter kasssss, biter kassssss, hemos venio a solazarnossssss, el resultado nos resulta indiferenteeeeeeeeeee).

Bueno, pandilla de impresentables, a que se está bien de vacaciones?